Sueño XV - Orfanatos (y otros)
He estado sumida en mil y un sueños últimamente pero las prisas han hecho que los olvide antes de poder contarlos. El de anoche fue curioso. Por tanto, os lo presento...
Yo tenía un amigo. Salido de la nada. Me acompañaba a todas partes pero no hablábamos.
Vivíamos en una gran casa cuadrada, de ladrillos color oro y verja rodeando el jardían. Medio muro de cemento y hierro forjado hasta arriba. Todo cubierto de enredaderas.
Dentro un patio rodeaba el caserón, con gravilla y frutales. Los niños corrían a ratos, les oía cantar melodías antiguas. No pude ver que había dentro. Sólo sé que vivía allí...
Mi amigo callado era un revolucionario capaz de dar la vida por cualquiera. Especialmente por mí. Era una niña. Estaba enferma. No me dolía nada pero los médicos corrían de un lado para otro en un sueño paralelo diciendo que me abrirían en canal para poder curarme. Yo no sabía nada. No entendía nada.
Nos marchamos en un autobús a quién sabe dónde. A mi sala de espera, quizás. Vinieron conocidos lejanos, en parejas sin sentido. Traían recuerdos y regalos, como si todo hubiera acabado bien.
Pero el niño seguía diciéndome algo con sus ojos lánguidos. Él y un señor de sombrero y barba gris que le acompañaba a ratos...